domingo, 23 de septiembre de 2007

Historia de Bogota entre 1800 y 1950 (1)

BOGOTA PREHISPANICA. Desde: http://www.bogotaturismo.gov.co/ciudad/historia/ Los primeros pobladores de Bogotá fueron los Muiscas, pertenecientes a la familia lingüística Chibcha. A la llegada de los conquistadores, se calcula que había medio millón de indígenas de este grupo. Ocupaban las tierras altas y las faldas templadas entre el macizo de Sumapaz en el suroeste y el nevado del Cocuy en el noreste, en una extensión de unos 25.000 km2 que abarcan la altiplanicie de Bogotá, parte del actual departamento de Boyacá y una pequeña región de Santander. Las tierras más fértiles eran las de los antiguos lechos de los lagos pleistocénicos y las regiones irrigadas por los cursos altos de los ríos Bogotá, Suárez, Chicamocha y algunos afluentes del Meta. En esta zona la población estaba organizada en dos grandes federaciones, cada una bajo el mando de un jefe: la zona sur occidental era el dominio del Zipa, cuyo centro estaba en Bacatá, actual Bogotá. Era la más fuerte y ocupaba dos quintas partes del territorio. La zona nororiental constituía el dominio del Zaque, cuyo centro era la región de Hunza, actual Tunja. Sin embargo, la población Muisca, a diferencia de la Tairona, no desarrolló grandes ciudades. Los Muiscas, eminentemente agricultores, conformaron una población dispersa que ocupaba numerosas y pequeñas aldeas y caseríos. Además, existían algunas tribus aisladas libres: la de Iraca o Sugamuxi, la de Tundama y la de Guanentá. La ocupación principal de sus habitantes era la agricultura complementada por la caza y la pesca. Sus principales cultivos fueron el maíz y la papa, fríjoles, calabazas, tomates, cubios, yuca, tabaco, arracacha, batata y diversas frutas y hortalizas. En el campo de la minería, la explotación de la sal y de las esmeraldas fue fundamental para su propio uso y para comerciar con otras tribus que les suministraban oro y algodón. CONQUISTA. La expedición de Gonzalo Jiménez de Quesada. Desde 1533 se creía que el Río Grande de la Magdalena era el camino que conducía a la Mar del Sur, al Perú y al legendario Dorado. Ésta última fue la meta que se propuso alcanzar Gonzalo Jiménez de Quesada, el conquistador español que partió de Santa Marta el 6 de abril de 1536 con 500 soldados y se dirigió hacia el interior de la actual Colombia. La expedición se dividió en dos contingentes: uno al mando de Quesada avanzaría por tierra y el otro, dirigido por Diego de Urbino, remontaría el río en cuatro bergantines, para unirse más arriba con la tropa de Quesada en el sitio que se llamó Tora de las Barrancas Bermejas. Al llegar tuvieron noticia que hacia el sur habitaban indios que hacían grandes panes de sal que utilizaban para hacer trueque por algodón silvestre y pescado. Jiménez decidió abandonar la ruta hacia el Perú y dirigirse por la montaña en busca de los "pueblos de la sal". Vieron labranzas, trochas, panes de sal blanca y luego bohíos donde hallaron maíz, yuca, papas y fríjoles. Desde la Tora la expedición remontó el río Opón y allí encontraron indígenas cubiertos con mantas de algodón pintadas y muy finas. Cuando llegaron al Valle de la Grita, de la expedición que había partido de Santa Marta sólo quedaban 70 hombres. En su recorrido tomaron una buena cantidad de oro y esmeraldas. En Hunza capturaron al Zaque Quemuenchatocha y se dirigieron a Sogamoso, donde saquearon e incendiaron el templo del sol y consiguieron un inmenso botín. El 22 de marzo de 1537 llegaron por el norte a través de los «pueblos de la sal», Nemocón y Zipaquirá. Al lugar lo llamaron Valle de los Alcázares. Ya en territorio chibcha encontraron buenos caminos y se dirigieron hacia el suroeste. En pocos días pasaron por varios poblados, entre ellos Lenguazaque y Suesca. Siguieron por Cajicá, Chía y Suba, principio del Reino de Bogotá, donde tuvieron enfrentamientos con los indios del cacique Bogotá, que trataba de impedirles la entrada a su pueblo, y divisaron la ranchería empalizada de Muequetá o Bacatá, construida sobre una hondonada cenagosa, que era la capital del Zipa Tisquesusa, en la orilla derecha del río del mismo nombre. COLONIA. Con la consigna de los conquistadores de fundar y poblar, Quesada resolvió crear un asentamiento urbano donde pudieran vivir en forma ordenada bajo un gobierno estable. Hacia el oriente, al pie de los cerros, hallaron un poblado de indios llamado Teusaquillo cerca de la residencia de recreo del Zipa, provisto de agua, leña, tierras para sembrar y resguardado de los vientos por los cerros de Monserrate y Guadalupe. Aunque no existe acta de fundación de la ciudad, se ha aceptado como fecha de fundación el 6 de agosto de 1538. Según la tradición, aquel día el sacerdote fray Domingo de las Casas ofició la primera misa en una iglesia pajiza, levantada cerca de la actual catedral o del actual Parque de Santander. Se dice que ese día la región recibió el nombre de Nuevo Reino de Granada y el poblado se llamó Santa Fe. Diseño urbanístico. El trazado urbano se diseñó en forma de cuadrícula y desde entonces se implantó la medida de cien metros por cada lienzo de cuadra. Las calles de travesía —oriente-occidente— tuvieron 7 metros de ancho y las actuales carreras, 10 metros. En 1553 se trasladó la Plaza Mayor —hoy Plaza de Bolívar—, al sitio que ocupa actualmente y se inició la construcción de la primera catedral en el costado oriental. En los otros costados se localizaron las sedes del Cabildo y de la Real Audiencia. La calle que comunicaba la Plaza Mayor con la de las Hierbas, —actual Parque Santander— se llamó la «Calle Real», hoy Carrera Séptima. Población de Santa Fe. Estaba conformada por blancos, mestizos, indígenas y esclavos, y a partir de la segunda mitad del siglo XVI comenzó a crecer rápidamente. En el censo de 1789 se registraron 18.161 habitantes, y en 1819 la población de la ciudad, que ya contaba con 195 manzanas, era de 30.000 habitantes. Su importancia aumentó con la creación de la diócesis. Hasta 1585 la única parroquia fue la de la Catedral; luego se crearon la de Las Nieves al norte y la de Santa Bárbara al sur de la Plaza Mayor.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Nos han robado nuestro pasado.
Pero tarde o temprano la historia condenara a los respondables.
Un pueblo sin pasado es un pueblo sin futuro.

Unknown dijo...

quisiera comunicarme con ustedes estoy realizando u proyecto de bogota y me interesaria saber sus fuentes

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